Las noticias alertaban a finales de los años 90 sobre interrupciones en el suministro de alimentos o posibles cortes de energía, ya que los programadores informáticos se dieron cuenta de que las computadoras podrían no interpretar “00” como 2000, sino como 1900. Las actividades que se ejecutaban diaria o anualmente, se dañarían o fallarían (comentaban algunos noticieros). Sin embargo, gracias a las grandes inversiones económicas y tecnológicas que realizaron los gobiernos y empresas los años previos para solucionar el problema del Y2K, el 1 de enero del 2000 solo se detectaron problemas menores, casi anecdóticos, que no provocaron ningún daño humano, material o económico significativo. Si bien el problema terminó, la conversación alrededor de este ha seguido y perdurado durante años porque, entre sus tantas cosas, El error del milenio dejó dos temas importantes sobre la mesa: la moda que trascendió a la ropa y el diseño gráfico, así como la discusión sobre los alcances de la tecnología en nuestros días.
Está claro que el momento de la cuarentena en el año 2020 marcó un antes y un después en la vida de todos. Cuando una cantidad importante de nosotros fuimos encerrados con la incertidumbre alrededor de nuestra salud, profesiones, relaciones y una crisis económica que hasta la fecha aún continua (y parece se va postergar), es normal que algo haya cambiado dentro de todos. Por ejemplo, hubo quienes pudieron replantear varios aspectos de su vida y tomaron decisiones drásticas en cuanto a su trabajo, quienes emprendieron nuevas ideas o al contrario, quebraron; este fue otro momento que junto con el Y2K, sometió a la humanidad a una angustia emocional impresionante. “¿Qué será de nosotros después de esto?”, todos lo llegamos a pensar por aquel entonces.
Temas como el trabajo o las afectaciones a la salud, en su momento, no fue lo único que muchos cambiaron. El estilo hizo parte de esto: las camisetas de muchos colores y psicodélicas (también llamadas TIE DIY), el peluche en la ropa o las gafas de ciclista volvieron del pasado y por cómo va la cosa, parece que aún las personas no están dispuestas a soltarlas. Aunque, ¿acaso no vimos esto antes? Esta fue la moda que trajo consigo el Y2K, una que mezcla el futurismo con la influencia de la cultura pop. Sin embargo, este estilo no solo se ha vuelto característico de la ropa, ya que en el diseño visual hemos encontrado factores similares: un maximalismo estético, tipografías delgadas y neones (características de las tendencias que había por aquellos años) y una resurrección para marcas que parecían haberse quedado atrás entre los años 90 y la primera década del 2000. El Y2K no solo influyó en la moda y el diseño, sino que también impactó en otros aspectos de la sociedad, como el miedo a la tecnología que suscitó aquel momento y en el que ahora parece que nos refugiamos de nuevo, en la estética.
¿Qué nos puede pasar entonces en la actualidad con herramientas como ChatGPT?
En la actualidad vivimos en una constante zozobra sobre nuestra posición corporativa, en especial quienes se dedican a los oficios creativos como la publicidad, el diseño o la escritura, y es que herramientas como ChatGPT generan temores sobre la posible pérdida de empleos. Ante esta incertidumbre, el fenómeno del Y2K se presenta como un refugio estético, recordándonos que en el pasado logramos superar desafíos similares. La estética de aquel momento parece resurgir en la actualidad, como si vistiéramos el pasado para sentirnos seguros, pues en esa época fuimos capaces de adaptarnos y avanzar. Sin embargo, en lugar de quedarnos atrapados en la nostalgia, lo más razonable sería aprender sobre qué pasó por aquel entonces con la aparición de herramientas como Excel o navegadores mejor desarrollados como Google o Yahoo, ninguno de los mencionados les quitó el trabajo a contadores o quienes se dedican a la investigación, por el contrario, potenció sus carreras.
En medio de la incertidumbre actual, marcada por la pandemia y otros desafíos, es crucial aprender del pasado para abordar los retos presentes de manera efectiva. La incertidumbre siempre tendrá un lugar en medio de nosotros, ¿la muerte acaso no es una de estas?, es válido sentir todo aquello, pero también está bien replantear nuestro lugar en el mundo. En lugar de temer a la tecnología, debemos comprender su potencial y aprovecharla para impulsar nuestro crecimiento y bienestar. Algo así pasó en los 2000, ¿no?