El cambio climático podría empujar a la pobreza extrema a más de 100 millones de personas para 2030, según estimaciones del Banco Mundial. Los problemas financieros crecen en las regiones más afectadas por las catástrofes naturales.
Las altas olas de calor están secando la zona oriental de Europa y el norte de África. Los incendios forestales y las tormentas han azotado gran parte de Estados Unidos en los primeros meses del año. Algunos países del sur de Asia han experimentado temperaturas de calor récord, superando los 44°C en las últimas semanas. Sin embargo, no es necesario ir tan lejos según la ONU, Colombia es el tercer país más vulnerable frente al cambio climático. En los últimos meses, hemos experimentado un aumento gradual de las temperaturas y alteraciones en los patrones de lluvia, las sequías son cada vez más largas y los problemas en el cultivo y la producción de alimentos son más comunes.
El cambio climático influye directamente en la economía, su impacto varía según el país y su ubicación geográfica. Las heladas reducen la disponibilidad de alimentos, las inundaciones, huracanes y ciclones interrumpen las cadenas de suministro y sumen a millones de personas en la pobreza absoluta. Además, las olas de calor afectan la productividad laboral, alteran la demanda y oferta turística, aumentan la propagación de enfermedades y empeoran el acceso al agua potable, solo por mencionar algunos ejemplos. Todos estos factores se suman y empeoran la inflación.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma que los efectos negativos de las inclemencias del tiempo sobre la economía son cada vez más significativos y frecuentes. Por ejemplo, en el pasado, una ola de calor extrema podía ocurrir una vez cada 50 años. Ahora, debido al calentamiento global, ocurre aproximadamente una vez cada 10 años.
En el año 2006, el britanico Nicholas Stern, execonomista jefe del Banco Mundial, publicó un informe sobre el cambio climático en el que afirmaba que “las emisiones de gases de efecto invernadero son el mayor fallo del mercado que el mundo haya visto”. Según él, sería necesario invertir aproximadamente un 2% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático. En 2018, el economista William D. Nordhaus fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por su integración del cambio climático en el análisis macroeconómico a largo plazo. Nordhaus propone establecer un precio del carbono disuasorio para frenar el cambio climático, ya que considera que el precio actual es demasiado bajo y no incentiva la búsqueda de alternativas como las energías renovables. Ambos coinciden en que no se puede desligar la salud del clima de los modelos económicos actuales.