La Universidad de Washington State (WSU) ha desarrollado una fórmula viable para un hormigón con emisiones de carbono negativas y respetuoso con el medio ambiente, casi tan resistente como el normal. El proyecto de concreto negativo en carbono fue desarrollado por el equipo de investigación del Dr. Somayeh Nassiri, profesor asistente de ingeniería civil y ambiental en la WSU. En este nuevo método, se utiliza biochar (carbón vegetal cuando se emplea como enmienda para el suelo), el cual se trata primero con agua de lavado de cemento, lo que aumenta su resistencia y permite mezclar una mayor proporción del aditivo.

Además, el biochar absorbe hasta un 23% de su propio peso en dióxido de carbono del aire circundante. En los experimentos, el equipo creó cemento que contenía un 30% de biochar tratado y descubrió que el cemento resultante era carbono-negativo, es decir, absorbía más dióxido de carbono del que emitía durante su producción.

El uso de ceniza volante y dióxido de carbono para producir concreto también es una técnica utilizada por el equipo del Dr. Somayeh Nassiri. La ceniza volante es un subproducto de la quema de carbón y se utiliza comúnmente como aditivo en el concreto. El dióxido de carbono se captura directamente del aire y se utiliza para curar el concreto.

Es interesante destacar que el concreto producido tiene una huella de carbono negativa, lo que significa que el proceso de producción del concreto consume más dióxido de carbono del que emite¹. Además, el concreto producido es más resistente y duradero que el concreto convencional.